Sirva esta entrada para pediros disculpas a tantos por haber desaparecido durante algo más de un año. Han sido tiempos difíciles en los que tenía que escribir un camino nuevo y he ido dejando pendiente compartir estas líneas.
A veces el mar está en calma y navegas seguro, disfrutando del aire sobre tu cara, del sonido de las olas, del olor... En esos momentos en los que eres feliz es muy peligroso si viene una ola de lado y te tira del kayak, más aún si de repente la calma se convierte en tempestad y te encuentras debajo del agua sin apenas conseguir sacar la cabeza para respirar y una y otra vez las olas te golpean hacia abajo... A mi me pasó eso en mi vida, era feliz y vino una ola que me tiró de todo a lo que estaba sujeto, y luego llegó una tempestad que no me dejaba salir de debajo del agua.
Pero el deporte te enseña muchas cosas, la pesca y el kayak otras cuantas más, de entre todas destacaría la perseverancia y la tenacidad cuando tienes que enfrentar situaciones difíciles o resistir los embates de la vida durante mucho tiempo. Todos somos lo que somos por lo que hemos vivido y somos capaces de avanzar por lo aprendido. No os voy a decir que me alegre de lo que me ha pasado, pero si de cómo me ha cambiado y de lo que he aprendido por el camino.
Cuando la vida gira te tienes que adaptar y buscar lo mejor de los cambios, de las oportunidades que aparecen y de las nuevas experiencias. A veces también estos cambios te obligan a renunciar a cosas importantes, o tal vez sólo a aplazarlas. El futuro dirá cuándo me podré reencontrar con la pasión de la pesca en el mar encima de un kayak, pero en este capítulo que me toca vivir ahora no puede ser.
Las despedidas sólo lo son si son para siempre y si renuncias a soñar con ello. Hace un tiempo escribí unas palabras que llevan por título "Un sueño", y que para mi significan una despedida, pero una despedida con una sonrisa, con la ilusión de que todo cambia y todo puede cambiar, y de que nos seguiremos encontrando en nuestros sueños: